Según leo aquí, vía menéame, hoy se cumplen 18 años desde que viera la luz el código fuente de la primera versión de Linux, lo que más tarde se convertiría, junto al conjunto de herramientas GNU, en GNU/Linux.
GNU/Linux es, a día de hoy, el sistema operativo (junto a FreeBSD) más utilizado en servidores, y se convierte a pasos agigantados en una alternativa fiable y cómoda para equipos de escritorio, sobre todo tras el fiasco de la empresa predominante en éste entorno con el lanzamiento de su último sistema operativo, Windows Vista, el cual consume cantidades ingentes de recursos de hardware y ha sido desechado para su instalación en los mini-portátiles de nueva generación.
Como usuario de GNU/Linux en escritorios desde hace 9 años, puedo decir que el avance de las distintas distribuciones de Linux ha superado ampliamente al de otros sistemas operativos comerciales. En el tiempo que ha transcurrido desde que empecé a usar Mandriva, he estado trabajando paralelamente con Windows95, más tarde 98, XP, 2003 y Windows Vista y en ningún caso la evolución de éstos sistemas me ha supuesto las satisfacciones que encontré en las actualizaciones de las distribuciones de GNU/Linux.
Cuando empecé a usar Mandriva (que entonces se llamaba Mandrake, y era la distribución recomendada para principiantes) no encontraba nada, no entendía la estructura de los directorios ni el esquema de montaje de dispositivos. No había soporte para hardware como tarjetas WiFi (aunque en aquel entonces nadie tenia «de eso») y configurar dispositivos como una tarjeta de vídeo era una tarea titánica.
Tras el paso por SuSE, y más tarde por Debian, y el surgimiento de meta-distribuciones como Ubuntu o CentOS, la primera orientada a usuarios principiantes y con un soporte de hardware extensísimo, y la segunda basada en Red Hat, la distribución preferida para servidores, ahora puedo decir con seguridad que GNU/Linux ha madurado hasta el punto que cualquiera puede usarlo sin encontrar mayores dificultades que con cualquier otro Sistema Operativo.
Bien es cierto que, para algunas tareas, se requiere un conocimiento avanzado de las herramientas y el entorno. Éste conocimiento es un pequeño esfuerzo a pagar por una recompensa mucho mayor: disponer de la mayor herramienta del mundo cuyos derechos pertenecen a toda la humanidad.
No soy ningún gurú de Linux, no encadeno sentencias en bash con sed y awk ni navego desde una terminal, símplemente uso Linux en casa y en el trabajo porque pienso que es lo más cómodo y seguro, porque tras usarlo un tiempo he llegado a aprender a utilizar las herramientas que me provee y el software que necesito, y aún encuentro la satisfacción en el día a día cuando tengo que vérmelas para hacer funcionar hardware nuevo y lo consigo -o no. Tampoco voy intentando implantar mis gustos a todos mis conocidos/familiares, aunque si me toca hacer de colega pringao informático sí que les doy un poco la tabarra. Pero sí pido, a toda aquella gente que le pique la curiosidad, que le dé una oportunidad, que se baje un Live-DVD de Ubuntu y lo pruebe, que en el momento que se canse sólo tiene que sacar el DVD y tendrá su sistema original intacto.
GNU/Linux es, a día de hoy, el sistema operativo (junto a FreeBSD) más utilizado en servidores, y se convierte a pasos agigantados en una alternativa fiable y cómoda para equipos de escritorio, sobre todo tras el fiasco de la empresa predominante en éste entorno con el lanzamiento de su último sistema operativo, Windows Vista, el cual consume cantidades ingentes de recursos de hardware y ha sido desechado para su instalación en los mini-portátiles de nueva generación.
Como usuario de GNU/Linux en escritorios desde hace 9 años, puedo decir que el avance de las distintas distribuciones de Linux ha superado ampliamente al de otros sistemas operativos comerciales. En el tiempo que ha transcurrido desde que empecé a usar Mandriva, he estado trabajando paralelamente con Windows95, más tarde 98, XP, 2003 y Windows Vista y en ningún caso la evolución de éstos sistemas me ha supuesto las satisfacciones que encontré en las actualizaciones de las distribuciones de GNU/Linux.
Cuando empecé a usar Mandriva (que entonces se llamaba Mandrake, y era la distribución recomendada para principiantes) no encontraba nada, no entendía la estructura de los directorios ni el esquema de montaje de dispositivos. No había soporte para hardware como tarjetas WiFi (aunque en aquel entonces nadie tenia «de eso») y configurar dispositivos como una tarjeta de vídeo era una tarea titánica.
Tras el paso por SuSE, y más tarde por Debian, y el surgimiento de meta-distribuciones como Ubuntu o CentOS, la primera orientada a usuarios principiantes y con un soporte de hardware extensísimo, y la segunda basada en Red Hat, la distribución preferida para servidores, ahora puedo decir con seguridad que GNU/Linux ha madurado hasta el punto que cualquiera puede usarlo sin encontrar mayores dificultades que con cualquier otro Sistema Operativo.
Bien es cierto que, para algunas tareas, se requiere un conocimiento avanzado de las herramientas y el entorno. Éste conocimiento es un pequeño esfuerzo a pagar por una recompensa mucho mayor: disponer de la mayor herramienta del mundo cuyos derechos pertenecen a toda la humanidad.
No soy ningún gurú de Linux, no encadeno sentencias en bash con sed y awk ni navego desde una terminal, símplemente uso Linux en casa y en el trabajo porque pienso que es lo más cómodo y seguro, porque tras usarlo un tiempo he llegado a aprender a utilizar las herramientas que me provee y el software que necesito, y aún encuentro la satisfacción en el día a día cuando tengo que vérmelas para hacer funcionar hardware nuevo y lo consigo -o no. Tampoco voy intentando implantar mis gustos a todos mis conocidos/familiares, aunque si me toca hacer de colega pringao informático sí que les doy un poco la tabarra. Pero sí pido, a toda aquella gente que le pique la curiosidad, que le dé una oportunidad, que se baje un Live-DVD de Ubuntu y lo pruebe, que en el momento que se canse sólo tiene que sacar el DVD y tendrá su sistema original intacto.