Llega el calorcito por tierras levantinas y, viviendo a dos calles de la huerta, los mosquitos emigran hacia los edificios a buscar su alimento -y el plasma necesario para albergar a sus crías- en vena ajena. Pero éste año no me va a tocar a mí. No. Porque he conseguido ésto:
Ni pulseras milagrosas del equilibrio ni ostias. La última magufada, toda para mí. Luego os cuento si funciona.
A mi me acribillan todos los años, putos vampiros con alas!! ya me contarás si funciona, un abrazo.