Me parece necesario animar a las comunidades que inician proyectos del tipo de Liberateca. Apuestan por el software libre, e intentan dar donde más duele a los que aún creen en que el conocimiento y la cultura están mejor en manos de quien los puede pagar.
Porque lo que vale Skype, ahora que ha sido comprada por Microsoft por casi seis mil millones de euros no es solo tecnología, son los mas de seiscientos millones de usuarios. La tecnología, sin un usuario detrás, no es nada.
Y son los usuarios, los consumidores de música, de series, de libros, los que deciden lo que ven, los que tienen que decidir qué canales quieren usar y cuanto quieren pagar. Las canciones no son manzanas. El precio de una canción no fluctúa cuando hay mas demanda que oferta. Cualquier artista sabe eso cuando decide intentar vivir de su arte. Lo que muchos artistas no parecen saber es que no tienen El Derecho a vivir de su arte, igual que yo no tengo El Derecho a vivir de mi estúpido blog, ya que nunca amasaré la suficiente masa de estúpidos seguidores suficiente para dominar el mundo.
Los artistas tienen el derecho a intentarlo, como todos los demás trabajadores, y a cobrar por lo trabajado, y a tener las mismas oportunidades. Y los mismos que defienden los derechos de autor son los que promueven una cultura menos democrática y mas jerárquica, con más intermediarios, leyes, cánones, entidades de gestión y mecanismos anticuados. Con lo fácil que es vender un Delorean, no debe ser tan difícil crear un comercio justo entre artistas y consumidores. Como el del café, le pagas al que se lo curra.
Y seremos los usuarios los que decidamos qué software, qué herramientas usar. Las absurdas trabas que se nos imponen solo sirve para avivar el ingenio de los que buscan el conocimiento y ansían compartirlo. Necesitamos compartir el conocimiento para sobrevivir. Si seguimos pensando a nivel individual, comiéndonos las mentiras que nos echen, tendremos un futuro en que todas las bebidas serán Cocacola, toda la tecnología Microoglapple y toda la comida Hacendado, tendrán que reducir la lista Forbes a 50 personas y el resto de los diez mil millones de habitantes que habrá en este planeta nos estaremos muriendo de hambre.
Bueno, que me lío. Ánimo. Si no conseguís cambiar el mundo, siempre nos quedará Tyler Durden.
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