Ese es el tiempo que falta para que pongan en marcha el Gran Colisionador de Hadrones, una máquina absurdamente enorme con la que intentarán recrear la primera milmillonésima de tiempo ocurrido tras el Big Bang, los primeros instantes del Universo que conocemos.
Cuando entre en funcionamiento, en noviembre de 2007, el LHC será el acelerador de partículas más poderoso jamás constuido y se utilizará para investigar el por qué de la masa de las partículas, así como la naturaleza de la aún no detectada materia oscura, de la cual se cree se compone el 96% del universo. En particular, los experimentadores esperan detectar, en los próximos tres años, el Bosón de Higgs, la predicha partícula subatómica que podría ser la clave de las actuales corrientes mayoritarias en teoría de la materia.
La búsqueda del Bosón de Higgs necesitará de una enorme cantidad de procesamiento de datos. Cada día en funcionamiento, el LHC generará alrededor de 10 terabytes de datos, los cuales se distribuirán a lo largo de dos redes computacionales mundiales, coordinadas por el Proyecto de Computación del LHC (LCG).
Lo mejor que podría pasar es que se generara un sumidero de materia, tipo agujero negro, que se tragara toda la masa alrededor de él, y enviara el planeta entero a otro lugar. A algún sitio donde haga fresquito, a ser posible…
Pero no va a ser así. Encuentren o no el dichoso bosón, todos seguiremos igual. Intentando llegar a fin de mes, disfrutando del veranito en la playa, currando con el aire acondicionado a toda ostia, o intentando que la gente que habla de «Emprendedurismo» e «Iniciativas jóvenes» tenga la muerte más lenta y dolorosa posible…