Es decir, lo único que mantengo día a día es aplazar cosas.
Procrastinar.
En mi día a día, empiezo a trabajar a las 9:00, para hacer un descanso a las 15:15 y comer. Sobre las 16:15 me vuelvo a poner otro rato y acabo a las 20:00 más o menos. Durante esas horas, paso más o menos la mitad del tiempo delante de mi portátil, y casi siempre con el correo de Gmail abierto. Desde hace unos meses uso un gadget de escritorio llamado Tweetz y estoy un poco más pendiente de Twitter, pero no acabo de cogerle el gusto a la comunicación masiva en tiempo real. Y ahora van y me salen los de Google con el Buzz.
Para el que no lo haya conocido todavía,
Buzz es el nuevo servicio de Google integrado en Gmail que pretende estar a medio camino entre una red social como Facebook, un cliente de microblogging como Twitter y un lector de feeds (agregador) como Bloglines. Desde un apartado de la web de Gmail, parecido a la bandeja de entrada, podemos escribir frases, con enlaces e imágenes, que aparecerán a todos los contactos que nos hayan aceptado como
seguidores de Buzz, y podremos leer sus
Zumbidos. El servicio también se integra con Twitter, Flickr, Google Reader, Blogspot y demás pudiendo tener reunidas en un solo lugar todas las actualizaciones que realicen nuestros contactos en todos esos servicios.
El problema para un adicto como yo, que no puede ver algo como
Inbox (5) sin que le duela tener 5 correos por leer, es que Buzz está en constante actualización, siempre hay algo por leer. Y, en mi caso, los
Zumbidos provienen de otros sitios cuyos feeds ya he leído, con lo que estoy constantemente procesando información duplicada. Me estoy convirtiendo en un filtro humano que separa noticias de tecnología, curiosidades de ciencia, chistes gráficos, galerías de diseño, nuevas técnicas de SEO, noticias sobre telecomunicaciones y textos varios; y todo eso requiere unos procesos de análisis y memoria que cansan y al mismo tiempo producen satisfacción por la ilusión de aprender cosas nuevas y sentirte conectado al mundo tecnológico, y que requieren una constante dedicación para conseguir haber leído «todo lo pendiente». Es como leer un libro que sólo habla de cosas que te gustan y que, por muchas páginas que pases, siempre te queda un trocito para acabarlo. Y lo peor es que puedo pasarme un día entero leyendo blogs, mirando el correo, leyendo twitts, mirando menéame, visitando cuatro o cinco webs que haga tiempo que no leo y ¡vuelta a empezar!:
while (1) {
check (Greader);
read (Gmail);
check (Twitter);
read (Meneame);
}
Por supuesto, todo este compendio de estupideces que leo a diario me hacen dejar para más tarde otras tareas muchísimo más importantes, como escribir en este estúpido blog. Y eso ya hace que empiece a preocuparme.
Como añadido al problema, casi todos mis contactos de Gmail ( 400+ ) han sido añadidos automágicamente como seguidores de Buzz, con lo que tengo siempre la bandeja de Zumbidos con alguna tontería pendiente que no me hace falta leer, que no quiero leer, que el que la ha escrito no quiere que lea y que, por supuesto, leo de arriba a abajo, con comentarios y todo!
Al final, la única solución coherente que se puede tomar, al igual que con cualquier otra droga que no se sepa utilizar, es no consumirla.
Bye, Buzz!
