Enderferalgán

Hacía tiempo que le tenía ganas a éste libro (¡y me lo ha tenido que dejar el propio Ender!) por recomendación de mucha gente, entre ellos Gus.

He estado desde el miércoles en la cama, y hasta ayer no me puse con el portátil un rato a recuperar faena, con lo que dejé a mi socio (socio, eh, Lau, no novio), ni tampoco hice otra cosa que no fuera sudar en la cama. El caso es que no sé si con fiebre o con aburrimiento, cogí el libro por banda y lo acabé anoche.
No sé por qué no lo leí cuando tenía 10 o 12 años, porque tiene que ser genial descubrirlo a esa edad. Pienso que cierta literatura, como todas las drogas, no debe descubrirse demasiado tarde, cuando ya se es demasiado adulto para desear evadirte y hacer tonterías con tu vida como fanatizarte o volverte un yonki. El caso es que ahora ya me he enganchado y estoy deseando leer el siguiente de la saga. Más o menos como le pasa al Parra y Pedro con sus sagas pero más antiguas y más ciencia ficción que fantasía épica…
El caso es que el libro te enseña lo que son capaces de hacer unos críos entre los 6 y los 12 años: Jugar, competir, llevarse bien y mal y destruir civilizaciones como almirantes de una tropa interestelar sin estar corrompidos por la codicia o los miedos de los adultos. Por supuesto, el libro realiza sus premoniciones en cuanto a la tecnología del futuro, con redes omnipresentes, dispositivos personales con acceso global a las redes, comunicación interplanetaria e incluso se atreven con la transmisión de información a velocidades mayores a la luz…
Y, cuando veo a «mis nanos» de 6 a 12 años pienso: más vale que os pongáis las pilas con toda la tecnología que estáis tocando ahora, porque el futuro no pinta demasiado diferente en cuanto a esas herramientas. Quizás la Primera Invasión se demore un poco más y los Insectores dejen que nos destruyamos nosotros mismos un poquito, pero el que no sepa manejar una pantallita conectada a una mega-red para ser un paso más procesando información [1] será símplemente un analfabeto, y las reglas del juego [2] están por cambiar unas cuantas veces en los próximos años.

[1] Hablaré de Procesando información en otro momento, cuando haya ordenado mis ideas e imaginaciones sobre el Universo con cierto «físico de sistemas» que tengo a mano.
[2] Las reglas del juego es otro post que tengo pensado acerca de la evolución de las interfaces gráficas que también aparecerá por aquí dentro de poco. Actualizo: está aquí: akae.es – el futuro

¡Qué grande!

Me aburren los juegos de ahora. Hace tiempo que no enciendo una consola, y las últimas n veces que he jugado con ellas ha sido «a lo parejas». Tengo la xbox de Moe cogiendo polvo desde que llegué a éste piso ( >1 año, yuhu! ).
Con los ordenadores es lo mismo. O juegos online, o chorraditas en flash de esas que te enganchan la vena y no te la sueltan hasta que lo aburres.

Pero no siempre fue así. Había juegos para PC que me encantaban. Creo que lo que ha pasado es que ahora se gastan en 3D y en marketing lo que antes se dejaban en guión y en contratar a gente realmente buena. Y por eso no ha habido en los ultimos años nada que le haga sombra a Monkey Island o El Día del Tentáculo. O eso, o es que estoy cayendo yo también en la enfermedad de la generación nostálgica rollo «eh, que yo nací en los ochenta y veía Mazinger Z mientras comía bocatas de Nocilla»…

En fin, que r0sk es el amo y ha encontrado algo con lo que voy a perder los siguientes 60 minutos escasos de mi ocupada vida:

Me voy a prepararme un casi-grog y me la leo entera!

charlillas

No pude ir a El Salvador a la Campus Iberoamérica. Ni siquiera a la charla de Maddog en el Congrés de Programari Lliure, donde también iba Marcelo Tossati, otro al que espero conocer algún día. Espero que por lo menos los madrileños lo hayan pasado bien en la charla «Saving and making money with Free Software» que han hecho desde su asociación LinuxEC.
Quizá otro año tenga más tiempo…

OLPC con XP ¿Profesional?

«Enseñar a los niños a que usen Windows es como enseñarles a fumar tabaco, en un mundo donde sólo una compañía vende tabaco. Como cualquier droga adictiva, inculca una dependencia dañina. No es una sorpresa que Microsoft apunta a enseñar a los niños pobres esta dependencia para que puedan fumar Windows por el resto de sus vidas»

sabadeo


Tetsuya Ishida
Cada ilustración cuenta una
pequeña historia común
y cotidiana, como
protesta, o
aviso.


Esta
otra imágen
no tiene nada que
ver, pero me hace gracia.