Nueva pestaña

Hace tiempo vi en un Redes a Punset diciendo que la forma de creer que vivimos mas es hacer todos los dias cosas nuevas. Yo llevo una temporada haciendo muchas cosas, nuevas y no tanto, y creo que voy a morir de un momento a otro…

El tetris en que se ha convertido mi calendario para esta semana es acojonante, pero para rematar el día el magnífico WordPress no me deja subir la imagen. Afortunadamente, tuve el lunes libre, por ser el Dia del Trabajador. Ironías. Desafortunadamente, lo que no se hace el lunes se tiene que repartir entre el resto de días de la semana, por lo que he tenido un martes, miércoles y jueves de no parar.

Contar ésto es una buena excusa para dejar caer algo por el estúpido blog, pero además quería contar algo de Debian:

[disclaimer]: Si no usas Linux, o no te interesa demasiado frikear con ordenadores, sáltate el siguiente párrafo.

Acabo de hacer un dist-upgrade en el que pretendía solucionar un inoportuno problema con los códecs de Videolan, que justo tuvo que petar ayer cuando diez personas pretendíamos ver el tercer capítulo de Game of Thrones, y se ha instalado Grub2. Así, a bote pronto, lo primero que he pensado es revertirlo al grub de toda la vida, el Legacy, ese que tenemos tu y yo a medias y que va por la versión 0,97, pero los desarrolladores, que les venderían hielo a los esquimales, saben más que el hambre y han metido el grub2 como un segundo paso, llamado desde el grub de toda la vida, para que no te quedes en bragas si casca la importación del menu.lst. Tras la carga de grub ha aparecido la imágen «bonita» de grub2 y ¡me han dado ganas de instalarlo «pa siempre»! Claro que todavía no me he pegado con la config desde que lo intenté hará unos meses y en cuanto la vea fijo que le hago un apt-get remove –purge –alInfierno . También he tenido que desinstalar los drivers «privativos» de nvidia y ahora estoy con noveau. Sigue sin reproducir vídeo a 1920×1080 como toca, pero eso ya es problema de la Nvidia GeForce 4 con sus estupendos 64 megas de RAM, que habrá que cambiar dentro de poco, porque el Licuadora ya no está a la altura de las circunstancias.

En fin, que si has leído lo anterior y no lo has entendido, que tampoco pasa nada, que solo quería un poco de desahogo y dar alguna explicación acerca de cosas que pospongo y pospospongo y (pos)^n – pongo… Parece que mientras intento poner cosas al día, solo salen otras nuevas y tengo que ir haciendo ctrl+t. Y al final tengo el navegador petado de pestañas y voy cerrando las que quedaron atrás.

Ánimo, que pronto volveré a tener tiempo libre y a espamear por aquí mis estupideces.

Por cierto, que al final he podido subir la imagen del calendario, por si no te lo crees:

 

el futuro

En el caso, poco probable, de que el mundo no se vaya a la mierda en los próximos años, nuestra generación vivirá una (o varias) revoluciones en la forma de manejar los ordenadores. A pesar de que la realidad virtual y los simuladores ya llevan tiempo inventados, mejorados y en uso, no creo que sumergirse en la interfaz sea algo corriente hasta dentro de mucho, y abogo por sistemas híbridos pero que conservan un entorno de trabajo real como el cambio más coherente para los próximos años.

Hablando a corto plazo, las bases de la moda en cuanto a interfaces de usuario se comenzó a dibujar con el concepto del iPod Touch y su hermano telefónico: entornos de usuario totalmente táctiles, basados en un único periférico de entrada y salida, que se comporta como cursor y teclado.

La evolución natural en los ordenadores son los interfaces táctiles que aunan el touchpad, un teclado «a medida» como el Optimus Maximus (cuyas teclas son pequeñas pantallas de leds que cambian según el programa que uses, pero que vale 1250 euros) y un segundo monitor, todo en uno, cuyo concepto fue visible primero con el Canova de V12 y más recientemente el Asus presentado en la Computex del verano pasado

Parece que, tras tantos años como compañeros de andanzas, el teclado y el ratón serán sustituidos por un único periférico en forma de pantalla táctil, que servirá como soporte a otros sistemas de interacción, claramente enfocados a aplicaciones más específicas: tabletas digitalizadoras, cámaras que recogen gestos, posiciones o el enfoque visual…

Llevamos ya un tiempo viendo otro tipo de periféricos, de momento orientados a los juegos, que pronto darán el salto a la informática: los mandos con giroscopios y sensores de posición, como el WiiMote. La realidad virtual está más cerca de nuestros hogares de lo que creemos…

Para acabar, recalcar la cada vez más presente utilización de los dispositivos portátiles inalámbricos. Sólo hace unos 15 años que se popularizaron los teléfonos móviles, y unos 5 que se introdujeron los reproductores de mp3 en masa, y el mercado actual está copado de dispositivos híbridos que son capaces de almacenar grandes cantidades de información e incluso intercambiarla de forma inalámbrica. El tercer paso, la conexión universal (a Internet, se entiende), se dió con la aparición de las conexiones 3G y se hará notar cuando se nos hinchen los cojones de pagar cantidades absurdas por la transmisión de datos y se popularicen los precios de las conexiones móviles. Entonces ya no sonará a futurista lo de «vestir un ordenador», ni las pantallas integradas en gafas, y el siguiente movimiento, integrar los ordenadores en nuestro cuerpo, ya no parecerá algo de ciencia ficción.

Si las lavadoras fallaran la mitad de lo que lo hacen los ordenadores, viviríamos desnudos.


Voten a Murphy y Miu con hamburguesas en icanhascheezburger.com

Yo soy un PC, y yo un mac, y si todos estos cacharros estuvieran hechos con un poco de cabeza todo funcionaría mucho mejor. Y no harían más felices las vidas de los usuarios de a pie, que ya cuentan con que poder mandar correo o imprimir son derecho humanos, pero al menos no convertiría en un infierno la de los que nos la ganamos intentando encajar las piezas irregulares de un puzzle cósmico abstracto y quisquilloso con la presente utopía de que realmente todo podría funcionar bien a la vez, durante un resquicio de tiempo…
Que, vamos, hoy estoy que me cago en los ordenadores. Y aquí estoy, delante de uno, vomitando una sobredosis de lírica. Y que nadie se de por aludido, que no va por tí.