pantallicas con dedicos

Ahora mismo tengo encima de la mesa tres dispositivos de comunicación/herramientas de trabajo diferentes, pero muy parecidos.

Estoy escribiendo éstas líneas con un ordenador portátil de los de toda la vida, un Dell Vostro 1320 con un superprocesador Intel Core 2 Duo P8700 con VT, 4 gigas de RAM, una nVidia 9200 y un disco duro de 320 gb. Mi primera herramienta de trabajo, con arranque dual Windows 7 / Debian 5.0.
A la derecha tengo un ultraportátil, o netbook Acer Aspire One, con un procesador Atom mucho menos potente, 1 GB de RAM y una unidad de almacenamiento de estado sólido.

Y a la izquierda tengo mi Blackberry Storm de empresa, que es un Smartphone, un teléfono con una enorme pantalla táctil y conexión de datos 3G, como el de la imagen que acompaña a éste post.
Cualquiera de los tres aparatos son complejas máquinas que hace veinte años podrían haber sido producto de la imaginación de un escritor de ciencia ficción y que, sin embargo, hoy en día son electrodomésticos de lo más común. Y la frontera entre la ciencia ficción y los chismes de uso cotidiano cada vez es más delgada.
Hoy por hoy es difícil que los ordenadores portátiles -laptops- sean sustituidos de golpe y plumazo por otro tipo de dispositivos, pero estamos siendo testigos de la llegada de otra clase de aparatos que sustituyen ciertas funciones primarias de éstos y que aumentan la comodidad de uso. El 2009 fue el año de los netbooks, ordenadores portátiles de baja potencia pero con un peso y autonomía muy mejorados con respecto a éstos, que permiten hacer tareas como navegar, chatear, ver vídeos o escribir textos sin depender de un armatoste de 3 kilos que se queda sin batería a la hora de uso. Parece que podrían haberse vendido todavía más, pero no ha sido así, más que nada porque su escasa potencia y porque su reducido tamaño implican un teclado incómodo y una pantalla de baja resolución; aunque parte de la culpa de su declive puede haber sido la entrada en escena de un tipo de dispositivo más adecuado para la tarea exclusiva de la lectura de textos -los eBooks- y otro más cómodo para el uso instantáneo, sacar del bolsillo y usar -los smartphones-.
La convergencia entre unos dispositivos y otros -portátiles, netbooks, ebooks y smartphones- nos lleva a la nueva generación de ordenadores portátiles, compactos, siempre encendidos, táctiles y con conexión permanente, que incluyen una no demasiado novedosa característica que puede ser aprovechada por los Sistemas Operativos que ya se están desarrollando para los teléfonos móviles: las pantallas táctiles.
Quizás en la unión de los sistemas operativos como Android o iPhone OS con las nuevas tablet-pcs, como la rumoreada tablet de Apple esté el secreto para conseguir que todos llevemos encima algún día un ordenador integrado en nuestra vida cotidiana y que aúne las funciones de un PC, un teléfono móvil, un reproductor multimedia y un lector de libros.
No hace falta decir que me encantaría tener un dispositivo del tamaño de una cuartilla A5 (sobre 210 x 146 mm), con pantalla multitáctil y teclado desplegable (como el de la Tablet de Dell), una buena resolución (1280×800 es suficiente, no voy a usar un dispositivo portátil para ver películas en Full HD), GPS y brújula, conexión 3G/HSDPA, Bluetooth y WiFi a/b/g/n, unidad de estado sólido (no hace falta demasiada capacidad si podemos evaporar los archivos a la nube) para que sustituya a mi portátil, a un eBook y a mi teléfono si le sincronizo un «pinganillo» bluetooth. Sobre todo si incluye un sistema operativo que lo haga usable. Pero quizás el último escollo que queda por salvar es que esos nuevos tablet-pcs se conviertan en algo realmente llevable, que no sea un incordio echárselo al bolsillo. Y ahí es cuando cobra importancia el desarrollo de nuevas pantallas más resistentes, con menos consumo eléctrico y flexibles, como la del Skiff Reader, que permitan enrollar el PC para llevarlo consigo, o que se adapte bien al bolsillo -en sentido literal-. Y ya quedará menos para vivir en el futuro. Lo siguiente será hacer que la batería le dure toda la vida.

Actualización dominguera

Tarde fría de domingo, y no me apetece escribir nada crítico ni subversivo, así que en el tono más neutro posible vomito una serie de enlaces que me han dado por meter a favoritos los últimos días:
– Una colección de dibujos a boli de Nene_Weno, con momentos significativos de los vídeos españoles más vistos de youtube:
Increíble cómo dibuja el tío.
– Un blog donde caracterizan a Nicolas Cage como otras personas o personajes de series, películas, que ví en pixelydixel.
-Un webcomic para geeks parecido a la tira ecol.
-Un sistema solar con cuatro cuerpos en el que podemos generar nuestras propias órbitas asignando parámetros a los planetas.
-El trailer del (n+1)ésimo remake hecho para la generación nostalgia y los fanáticos noventeros: El Equipo A
Por lo demás, todo bien, muy contento con mi regalo navideño del AvatarInvisible, más contento todavía de que hayan acabado las navidades y con ganas de seguir con proyectos que tenemos parados, que empezamos el año con ganicas…

Coco es un molo loco

Esa es la frase que le hacíamos decir al primer sintetizador de voz que trasteamos el Caracol y yo. Un software que lee por la pantalla lo que escribes y que ha «avanzado» tanto que hoy en día sustituye a las operadoras telefónicas y a la mujer que vive dentro de las máquinas de tabaco. El sintetizador creo que se llamaba Eliza y venía, junto con el  DR Sbaitso, con el software de prueba de la SoundBlaster … ¿16?
Cuando el software de síntesis de voz no era tan avanzado,  me las arreglé una vez para poder hablarle al ordenador, usando otro software que reconociera mis palabras, y que las escribiera en una ventana de chat con un bot de irc, un programa que simula una conversación con una persona (y que de ninguna forma pasaría el famoso Test de Turing).
El bot escribía su respuesta, y el ordenador la leía en voz alta. Y aquello parecía un sketch de los Monty Python, porque la respuesta no tenía nada que ver ni con lo que yo había dicho, ni con lo que el ordenador había entendido, ni con nada parecido a una conversación real. Pero fue divertido montarlo…
Y me he acordado de todo ésto porque me acabo de dar cuenta de que el traductor de Google a Inglés muestra una opción para leer en voz alta la traducción. No me voy a poner a buscar si lee en otros idiomas (en español no, vamos) pero me ha parecido divertido…
Ah, y una estupidez que también me pareció divertida en su día fue hacer la web del monoloco, donde se explican otras versiones de lo que significa Coco es un Mono Loco y otras historias, y es raro que siga alojada ahí…

Avatar

Brutal lo que acabo de ver en el perro mistetas:

de 1350 gramos.
Muy buena la «sinopsis» de Avatar de Microsiervos:

Avatar = Pocahontas + Aliens + Batalla de Kashyyyk + elfos azules de tres metros + Sigourney Weaver – demasiada «espiritualidad» + Ana Lucía la de Lost a lo soldado Vasquez + Bravehart + sin rollos tipo bosque de los Ewoks + Matrix + bichos que parecen dragones + Coronel a lo Sargento de Hierro – guión demasiado simple + 3D sin exageraciones + discursos motivadores a lo «cavernas de Zión» + tecnología futurista chula – aunque algo ineficiente lo cual empobrece la historia + Épica.

Hay que verla para vivir la experiencia.


A mi de la versión en 3D me han gustado las interfaces de los programicas (aunque hay un momento que un científico está mirando la representación de un cerebro, en una pantalla, con la cara metida dentro de él) pero tampoco me gusta demasiado lo de las gafas. Acaban doliendo en la nariz, tanto tiempo en el cine. Y se ve bastante más oscura la película…

Ah, y la actriz también es clavada a su «Avatar»:

Zoe Saldana vs. Neytiri
  

Congelado

No, no me he congelado todavía yendo en moto a 3 grados por Valencia. Parecía que iba a agarrar un constipado de 6 grados en la escala richter, pero de momento me estoy salvando. Y me juego un duro a que caigo en cama justo el 23 por la noche, en cuanto llegue a casita de los papis y empiece las mini-vacaciones nadalencas hasta el domingo.
Lo que pasa es que, entre curros y descansos, no me da por pillar el teclado más que para entrar por ssh a algun server o echar un pangya, por lo que tengo ésto abandonaíto desde hace un par de semanas. Bueno, ahí a la izquierda sale el twitter, en el que pongo tres o cuatro estupideces al día, pero supongo que eso no cuenta demasiado para las hordas de estúpidos seguidores de éste blog, que me acosan pidiendo que actualice.
A todo ésto, yo pasaba por aquí a contar dos cosas.
La primera es que el viernes pasado estuve en el estreno de Avatar, la dichosa peli del siglo de éstas navidades, y me dejó con muy buen sabor de boca. Sin intención de espoilear a nadie, más que nada porque la historia de Pocahontas ya se la sabe todo el mundo, puedo decir que es la primera peli hecha por ordenador, desde Parque Jurásico, en la que no se nota el render. Los efectos son brutales y la producción casi perfecta. Aún y siendo la típica superproducción yanki hecha a medida de los óscar, merece la pena ir al cine porque los paisajes, las texturas de los personajes, los movimientos, el diseño de bichos y naves y entornos son perfectos.
Y la segunda es que, otro año más, mi lista de Reyes se compone de un sólo regalo, estúpido e imprescindible, y que todos los años se me escapa: un rebobinador de DVDs. A ver quién tiene huevos a regalármelo pedírmelo a los Reyes Magos.

Cuando Internet cambió algo "real"

Hace unos días pasó algo gordo en la red. A una ministra española de un gobierno supuestamente de izquierdas le salió el tiro por la culata al intentar colar, como añadido en una ley que no tenía nada que ver, una serie de medidas para favorecer el modelo económico del sector audiovisual.

Éstas medidas vienen continuando la dinámica de apoyo por parte del gobierno español a las grandes empresas que, obcecadas con continuar con un modelo de negocio basado en el control de los canales de comunicación, temen perder ahora la gran ventaja que supone el decir qué, cómo, cuándo y dónde se veía o se escuchaba música, cine, programas de televisión, series… Las caras visibles que promueven el negocio audiovisual tal y como se conoce hoy en día -basado en empresas que promuevan los productos- es decir, los artistas, apoyaron en su momento al gobierno socialista para que llegara al poder, y ahora exigen que éste les rasque la espalda a ellos.

Si nos remontamos a la era Internet anterior al auge del contenido multimedia, nos encontraríamos con que los canales que actualmente se utilizan masivamente para la distribución de material audiovisual, que son relativamente modernos ( youtube, spotify, megaupload, eMule, bittorrent … ) no existían y, al no suponer una amenaza para el negocio, nadie levantaba la voz. Ahora que parece demostrado que el pueblo tiene voz y voto para elegir qué quiere ver u oir es cuando las discográficas y productoras audiovisuales temen perder su poder. No, no es que pierdan dinero, que lo siguen ganando:
Es que temen no poder seguir ganando dinero siempre. No poder decirnos lo que nos tiene que gustar y cómo obtenerlo.

El pasado 2 de Diciembre, con la inclusión de una nueva disposición en la en la Ley de Economía Sostenible e Internet que hablaba de cierre de páginas web que ofrecieran enlaces a contenido protegido, aunque no hubiera ánimo de lucro y sin mediación de un juez sino de una «comisión» designada por el Ministerio de Cultura, la gota colmó el vaso. Los defensores del acceso libre a la cultura, ciudadanos anónimos que abogan por el derecho universal a cualquier material que pueda ser considerado arte o educación, promovieron la difusión de un manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en Internet que tuvo tanta repercusión en blogs, redes sociales e incluso en prensa escrita que la ministra de cultura Ángeles Gonzalez Sinde, principal artífice de la Disposición en contra de las descargas «ilegales» convocara a un grupo de representantes de los internautas y usuarios para reunirse con ellos y aclarar la situación.

Quitando lo cómico de la reunión, en la que la Ministra hizo acto de presencia únicamente para las fotos de prensa y dejando muy claro que no había ninguna intención de modificar la Ley, éste gran movimiento conjunto de voces anónimas provocó que al día siguiente el propio Presidente del Gobierno rectificara a la Ministra y anunciara que sí que sería necesaria la decisión de un juez para cerrar una web.

A partir de ese momento y, con el miedo a que nuestro medio de comunicación más democrático se convierta en otro canal controlado por multinacionales, gobiernos u otros intereses privados, han ido surgiendo ciertos movimientos en contra del dominio de los intereses privados sobre todo aquello que pueda ser considerado cultura, como ésta inspiradora Carta por la Innovación, la Creatividad y el acceso al Conocimiento en la que se expone de forma cristalina cómo la Cultura Libre cierra las puertas a un modelo lucrativo sólo para unos pocos.

Sin llegar al extremo de artistas como Loquillo o Mago de Oz, otrora antisistemas y azote de la burguesía, que piensan que la música «desaparecerá en cinco años si el gobierno no hace nada (sic)» (opinión que no creo que la mayoría de las personas que viven de la música compartan), tampoco yo vería justo que los artistas se queden sin su sustento por culpa de una distribución incontrolada de sus obras que no les repercuta económicamente. Pero el problema no viene por que cada descarga equivalga a un disco sin vender. El fallo está en que cada artista percibe un porcentaje muy bajo de los beneficios por las ventas. Y no, teniendo las conexiones a internet más caras y lentas de Europa no nos hace falta otro desproporcionado canon para compensar algo que, según la constitución española, no es delito.

En mi opinión, no creo que éste sea el último intento de discográficas, sgaes y artistuzos de mantener su estatus. Habrá más jugadas para intentar salvar la moribunda industria basada en un reparto poco equitativo y en dar al pueblo lo que unos pocos decidan. Pero sigue estando en nuestras manos el permitir o no que eso ocurra. No dejemos que unos pocos se queden con el trabajo de los demás. No permitamos que decidan qué tenemos que ver, leer o escuchar. Ahora los creadores somos todos y nuestra voz puede llegar a todo el mundo. Y aún queda mucho por hacer.