A todas las generaciones nos parecerá que la suya es la que va a cambiar el mundo. La nuestra no es más especial porque hagan más anuncios sobre ella: somo la generación del consumo, somos el objetivo de casi todas las campañas, y ahora tenemos el poder adquisitivo necesario para llamar la atención.
No somos nadie porque hayamos conocido los inicios de la computación, ni la medicina moderna, ni la genética, ni la física avanzada, ni la comunicación a nivel global. Nos creemos los más avanzado de la evolución igual que en su momento lo creyeron los egipcios, los griegos o los romanos. La generación que venga después nos mirará como ilusos con tecnología obsoleta y un sistema moral inexplicable, como nosotros vemos a nuestros antecesores.
Lo único que tiene de especial nuestra generación es que somos tan idiotas que nos dejamos embaucar por la nostalgia de algo que todavía no ha pasado, que es nuestra vida.
No somos nadie porque hayamos conocido los inicios de la computación, ni la medicina moderna, ni la genética, ni la física avanzada, ni la comunicación a nivel global. Nos creemos los más avanzado de la evolución igual que en su momento lo creyeron los egipcios, los griegos o los romanos. La generación que venga después nos mirará como ilusos con tecnología obsoleta y un sistema moral inexplicable, como nosotros vemos a nuestros antecesores.
Lo único que tiene de especial nuestra generación es que somos tan idiotas que nos dejamos embaucar por la nostalgia de algo que todavía no ha pasado, que es nuestra vida.